Productos Financieros: Hay que saber lo que se contrata

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Los Productos Financieros

Los Productos Financieros son los productos que comercializan las Entidades Financieras para ganar dinero con su negocio.

Al igual que si fuésemos a la tienda de la esquina, cuando acudimos a las Entidades Financieras para contratar algún producto, debemos saber qué es lo que nos interesa y cuál es el precio que vamos a pagar.

Los Productos Financieros son “inyectores de dinero” en el negocio. Tenemos que tener claro por qué necesitamos inyectar dinero al negocio.

En este post no vamos a explicar las características de cada producto financiero, sino el tipo de producto que debemos contratar.

Qué producto financiero es más interesante

La respuesta es sencilla: aquél que se adapte a las necesidades.

Si en mi negocio observo que en determinados meses me cuesta llegar a final de mes, lo normal es que contrate una línea de crédito que me permita disponer del dinero que me hace falta para “pasar los baches” sin necesidad de tener que solicitar un préstamo hipotecario a 10 años.

En el origen de las necesidades del dinero está la respuesta al producto que hay que contratar:

Si el origen es que en momentos puntuales se producen “tensiones de tesorería” (no hay dinero), el problema se resuelve contratando una línea de crédito que va a permitir disponer del dinero que hace falta.

Si el origen es que las “tensiones de tesorería” son continuas, debido a un error en una inversión o al impago por un cliente de una deuda importante o cualquier otro motivo que haya provocado la situación de insolvencia, el problema se resuelve contratando un préstamo de circulante que permita restituir la situación.

Si el origen es que los clientes tardan demasiado en pagar, el problema se resuelve contratando una línea de descuento (anticipando el dinero del pagaré o letra de cambio emitida por el cliente) o contratando un factoring (anticipando el cobro de la factura emitida al cliente).

Si el origen es que los proveedores no permiten aplazar el pago el tiempo necesario, el problema se resuelve contratando un confirming (la Entidad Financiera paga la factura al proveedor y posteriormente, en el plazo que interese, nosotros pagamos a la Entidad Financiera).

Si el origen es que necesitamos disponer de un bien de larga duración que requiere un desembolso importante, existen distintas opciones:

– si el bien es un inmueble, la solución pasa por contratar un préstamo hipotecario,

– si el bien no es un inmueble, la solución pasa por contratar un leasing, un renting o un préstamo.

El Precio de los Productos Financieros es la TAE

Cuando comparamos precios de cualquier producto nos fijamos en la cantidad que pone en la etiqueta del precio.

Cuando comparamos productos financieros ofertados por distintas Entidades Financieras nos debemos fijar en la TAE (tasa anual equivalente) que normalmente aparece en un segundo plano y en letra pequeña, mientras que el TIN (tasa de interés nominal) aparece en primer plano con letra grande y llamativa.

La TIN es el porcentaje que se cobra por el dinero prestado.

La TAE es un porcentaje que muestra lo que realmente cuesta el dinero que nos prestan, ya que incluye, no solo los intereses que vamos a pagar por el dinero recibido (TIN), sino también los demás gastos que conlleva la operación (comisiones de apertura, de cancelación anticipada,…).

Ahora bien, la TAE no incluye otros gastos que acarrea la contratación de Productos Financieros como pueden ser de notaría, corretaje, seguros,…, tan solo incluye los gastos que se van a pagar a las Entidades Financieras.

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