El Factoring y el Anticipo de Facturas

El Factoring: ¿Qué es?
El Factoring es algo más que anticipar el cobro de las facturas de nuestros clientes. Tiene sus ventajas, pero también tiene sus inconvenientes.
Su papel fundamental es financiar el circulante, ya que permite anticipar el cobro de las facturas a los clientes, siempre que el cliente tenga solvencia, pero interfiere en las relaciones con nuestros clientes.
El documento soporte de la financiación es la factura.
¿Cuándo se ha de contratar?
Cuando los plazos de cobro a los clientes son demasiado largos y éstos pagan las facturas vía transferencia o con entrega de cheque, no entregando efectos comerciales susceptibles de ser descontados en una Línea de Descuento.
No se ha de contratar para cubrir necesidades puntuales de pago, para ello está la Línea de Crédito.
El Factoring se contrata para corregir, adelantando en el tiempo, la corriente de ingresos procedentes de las ventas a los clientes.
¿Qué ventajas presenta?
Permite inyectar dinero en el circulante de forma rápida, casi instantánea, con la emisión de la factura.
Puede agilizar y reducir gastos en la gestión del cobro de las facturas, si se contratan los servicios de gestión y seguimiento del cobro.
Es flexible, tanto en la cantidad a anticipar como en el momento de hacerlo.
La solvencia requerida reside en el cliente cuyas facturas se ceden y no en el emisor de las facturas.
No suma como riesgo en la Central de Información de Riesgos de los Bancos Centrales, por lo que no afecta a la capacidad de endeudamiento del negocio.
En el caso de factoring sin recurso, el riesgo de insolvencia del cliente lo asume la entidad de Factoring.
¿Qué limitaciones e inconvenientes tiene?
La primera, y fundamental, es que las facturas que se factorizan se han de emitir a clientes con solvencia demostrada. Lo que limita su capacidad de uso para obtener financiación.
La segunda es que es un producto financiero demasiado caro, se cobran comisiones por casi todo.
La tercera es que no permite anticipar el 100% del importe de la factura, sino que está limitado al 80%-90%.
La cuarta es que genera interferencias en las relaciones entre proveedor y cliente. No todos los clientes ven con buenos ojos que su proveedor ceda las facturas a un tercero que se convierte en un nuevo acreedor.
En definitiva, se trata de un producto financiero que no está disponible para todo el mundo.